jueves, 15 de noviembre de 2007
Bar Nueva Luna, Monterrey, Nuevo León, reseña
La gente que conoce el Nueva Luna, suele identificarlo como uno de los bares más típicos del Barrio Antiguo. La diversión nocturna es hasta ahora la referencia para el lugar ubicado en la esquina de Dr. Coss y Padre Mier. Pero sus propietarios, Francis y Leo, decidieron darle vida desde más temprano. Y no lo hicieron ampliando el horario de los grupos de pop que tocan rolas 60s, 70s y 80s para consumidores de más de 25 años varias noches a la semana. Simplemente, decidieron funcionar como restaurant a partir de las 12:00 horas. Nueva Luna es un lugar frecuentado igual por turistas (nacionales y extranjeros) que por locales. Al estar ubicado en el corazón de la zona turística, ofrece una cocina internacional que combina algo de los tradicionales bares snack americanos tipo Applebee's o Chili's, pero en una versión más tropicalizada, que incluye en su menú la tradicional arrachera y los imperdonables totopos acompañados de salsa verde. Para abrir apetito está la crema de brócoli, que el cheff Miguel Nicasio Martínez decora con crema ácida. También destacan en las entradas los champiñones al ajillo. Y para aquellos que gustan de cosas más ligeras, están la Grill chicken salad y la Crispy chicken salad, que son las versiones de ensaladas con pollo a la parrilla y empanizado respectivamente. Se sirven en una concha de buñuelo sobre una cama de lechuga y complementadas con rebanadas de queso suizo, rollos de jamón, guacamole, tomate y crema ácida. Existe una versión similar que incluye en lugar de pollo fajitas de res, para los amantes incondicionales de la carne. Pero lo atractivo del menú son los platillos fuertes y entre ellos destacan los camarones rellenos al chipotle, que tienen la peculiaridad de ser el platillo más laborioso, aunque no el más tardado en ser servido. Los camarones se pelan y rellenan con queso chihuahua para ser envueltos en tocino y preparados a la plancha. Se sirven en una cama de arroz y se bañan en una salsa de chipotle para colocarse en la mesa del comensal acompañados de brócoli y una ensalada de lechuga. Otra de las estrellas culinarias del lugar es el pescado empapelado. Esta delicia se prepara con filete de mero envasado en papel aluminio que es embarrado previamente con mantequilla. Se agrega sazonador, camarón coctelero, pico de gallo y se guisa envuelto y a la plancha. El placer comienza desde que el mesero corta el aluminio para dejar escapar el suave olor del guiso. Para cerrar bien la tarde, quienes son afectos a los postres podrán darse gusto con una de las raras especialidades del lugar, la nieve frita. Si bien de entrada suena como a algo que no combina, en realidad se trata de una bola de nieve envuelta en una cubierta hecha a base de galletas Marías. La combinación es realmente afortunada y nadie que aprecie los buenos postres debe perdérsela. El Nueva Luna abre todos los días de 12:00 a 2:00 horas, y las bandas tocan entre miércoles y sábado. El lugar cuenta con dos áreas, una que da a la calle de Dr. Coss, que es restaurant y bar y otra por la que se entra desde Padre Mier y que es solamente bar, aunque también se sirven botanas. De hecho, una de las recomendaciones para quienes van al área de bar es la botana Nueva Luna, que incluye quesadillas, nachos, jamón, queso fresco, dedos de queso, salchichas rellenas de queso amarillo y envueltas en tocino, así como chiles jalapeños, barritas de apio y zanahoria. Una opción verdaderamente colosal, recomendable para dos personas o más. En la parte nocturna, quizá lo que más destaca del bar son sus margaritas, que se sirven en 26 variantes y según Francis Jaimes son únicas. Sólo la máquina con la que se fabrica el hielo frappé cuesta $20,000 dólares, pero además algunos de los ingredientes son secretos y no los conocen ni los meseros. Francis misma se asegura de traerlos desde Texas, donde ella y su esposo operan otros dos restaurantes.
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